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domingo, 20 de octubre de 2013

MIS PADRES.2 Parte.

Siempre muy dedicados a mi. Sobre todo desde el momento de espanto, aquellos llantos y trémulos de pavor, de terror...No los culpo. Cualquier padre se pondria mal al ver a un hijo desesperado. Un pibe de barrio lleno de angustia. Entonces,sobreviene la ayuda. Tanta, no alcanza. Y asi por cierto, luego el tener que expandirse a los golpes. No es un reproche. Es lo que la vida le tocó a uno. La de ellos, y la mia. No los culpo, de nuevo lo digo. Porque en su grandeza,supieron llevar la cruz que significa este calvario, ya pagado, como un karma que no sabemos porqué, estuvo en nosotros. Todos llevamos una cruz. Lo dice la religión. Pero es hora de que ella-la religión-no haga de esto, un método de vida,una necesidad. Porque alguien una vez me dijo ante mi aforismo "Si quieres llegar al cielo, antes es necesario que pases por el infierno" :.."Si, pero no es condición"....Siempre dudé de la respuesta de Francisco. Hoy, creo que no dudo tanto.¿Hasta cuando sufrir?. Hasta que el amor a la vida y a nuestros hijos, sea comprensivo, y sin miedo. O en todo caso, hasta que nos hayamos hecho amigos de la desdicha. Tanto como para que surja la dicha. El amor de la vida, a la vida. El logro de vivir una alegría compartida, por el hecho de haber sido mis padres y  yo, héroes anónimos, -como muchos padres- de un camino tortuoso, que, sin embargo, nos hizo aprender. Motivo principal de la vida.  Y ser felices, su consecuencia. O su más allá. La felicidad, incluso, sin entender, es algo que no tiene explicación, y a lo cual, todos tenemos derecho. Mis padres ya están en el último peldaño de la vida, y es posible que hayan aprendido. Por eso, y por más, gracias, papás.

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